¡Qué bonita y qué acertada filosofía de empresa! 'el cliente siempre tiene la razón'. Siempre he pensado que el gilipollas que acuñó esta frase, una de dos, o nunca se puso detrás de un mostrador o lo que en realidad quiso decir es que 'hay que hacer creer al cliente que siempre tiene la razón'.
Es digno de estudio el misterioso fenómeno que sucede a ciertas personas, aparentemente normales, al cruzar el umbral de un bar, cafetería o restaurante. De repente se transforman en auténticos gilipollas.
Si está toda la barra libre y limpia, excepto una caña y un pincho de tortilla de un cliente que acaba de ir al servicio, adivinen dónde se pondrá la primera persona que entre por la puerta...
Hay un elemento que tiene especial atracción, el cartelito de 'reservado'. Si en una zona de tu local tienes una mesa que nunca se ocupa, no hay mejor solución que ponerle el cartel de marras. Será la primera a la que irán a sentarse los gilipollas de turno.
El mundo del café es apasionante, un grupo de señoras que acaban de dejar a los niños en el cole y entran a tomarse un café. ¿Existe alguna posibilidad de que pidan al menos dos iguales? ¡Ja, ja, ja, ja! ingenuo de mí. Un café con leche fría y sacarina. Otro, corto de café, la leche templada y dos azucarillos. Un cortado descafeinado de máquina. Un descafeinado de sobre en vaso, la leche muy caliente y dos sacarinas...
Y ¿qué me dicen de aquel que se sitúa en el punto más alejado a la cafetera?
-(voy) Hola, buenos días.
-Hola. Un café con leche.
-(voy y vuelvo de la cafetera) Su café (me voy)
-¡Oiga, por favor!
-(voy) Dígame.
-¿Me puede traer sacarina?
-(voy y vuelvo de la cafetera) Su sacarina (me voy)
-¡Cuando pueda!
-(voy) ¿Síííí?
-Está muy caliente, póngame leche fría.
-(voy y vuelvo de la cafetera) Su leche (me voy)
-Cóbrese.
-(voy, cojo el dinero voy a la caja y vuelvo con los cambios) Gracias (me voy)
-¡Eh! ¡Oiga!
-(voy) -ya no le pregunto, simplemente le miro-
-¿Me trae un vaso de agua?
-¿Mineral, del grifo, fría, del tiempo, con hielo, sin hielo, en vaso grande, pequeño...?
...
En definitiva, si suponemos que la cafetera está a unos diez metros del cliente y que he tenido que hacer diecinueve viajes, nos sale una distancia recorrida de ciento noventa metros (casi dos campos de fútbol) y un tiempo invertido de, al menos diez minutos, para completar el servicio.
Tampoco puede faltar el que te pide una caña de cerveza sin espuma... ¡cerveza sin espuma! pero ¿es que acaso pide usted una paella sin arroz? ¿o se compra un coche sin motor? ¿o unos zapatos sin suela? Por no hablar de los que se quejan de que les cortas el jamón muy fino... sin comentarios.
Hay gente que cree que consumir en nuestro local lleva incluido el servicio de guardería, dejando a sus niños sueltos y descontrolados mientras ellos disfrutan cómodamente de nuestras instalaciones. Eso sí, ni se te ocurra llamar la atención a ese niño que se te ha metido por debajo de las piernas mientras salías con la bandeja llena de vajilla, lo malo es que sus padres tampoco se lo van a recriminar (me solidarizo con los maestros y profesores que tienen que lidiar a diario con alumnos y progenitores).
¿Por qué hay gente que se empeña en contarme sus problemas? Piensan que, porque estamos detrás de la barra, tenemos la obligación de escuchar sus elucubraciones y mantener una conversación con ellos, llegándose a ofender si no lo haces. Pues sepa usted señor mío, que me importa más bien poco, por no decir nada, lo que acaezca a su existencia. Y, por favor, si está leyendo la prensa absténgase de comentar las noticias en voz alta y, si el periódico es deportivo ¿por qué cojones me pregunta a qué hora es el partido?
Tenemos también al gilipollas tocapelotas. Ese que te pide que cierres la puerta si está abierta o que la abras si está cerrada. Que cambies el canal de la televisión. Que enciendas o apagues el aire acondicionado o la calefacción. Que tiene obsesión por cambiarte la disposición del mobiliario. Que pretende enseñarte técnicas de marketing para que llenes el local. Que constantemente te comenta lo bien que ha comido en tal restaurante, lo barato que cobran en tal bar...
En conclusión. Tanto si es usted un gilipollas como si no, espero que se haya divertido con mi disertación y si quiere dejar un comentario será bien recibido, sea a mi favor o en mi contra. Estaré siempre dispuesto a darle la razón.
Tenemos también al gilipollas tocapelotas. Ese que te pide que cierres la puerta si está abierta o que la abras si está cerrada. Que cambies el canal de la televisión. Que enciendas o apagues el aire acondicionado o la calefacción. Que tiene obsesión por cambiarte la disposición del mobiliario. Que pretende enseñarte técnicas de marketing para que llenes el local. Que constantemente te comenta lo bien que ha comido en tal restaurante, lo barato que cobran en tal bar...
En conclusión. Tanto si es usted un gilipollas como si no, espero que se haya divertido con mi disertación y si quiere dejar un comentario será bien recibido, sea a mi favor o en mi contra. Estaré siempre dispuesto a darle la razón.
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