Definición:
(Del latín tardío pandurium, y este del griego πανδοῦρα 'guitarra de tres cuerdas').
1. f. Instrumento musical de cuerda compuesto por una caja de resonancia en forma aovada, un mástil corto con trastes y seis cuerdas dobles que se hacen sonar con púa.
Real Academia Española
La familia de este instrumento español es la familia del laúd español-bandurrias. En esta familia aparecen cinco instrumentos:
Bandurria soprano, bandurria contralto, bandurria tenor, bandurria bajo y bandurria contrabajo. A la bandurria tenor también se le llama laúd, pero realmente es un nombre popular. Se le llamaba nuevo laúd a principios del siglo XX porque sus formas y sonido quería recordar a aquel instrumento del Barroco, pero realmente no pertenecen a la misma familia de instrumentos. La bandurria tenor tiene una forma muy similar al laúd, pero con el mástil más corto y el cuerpo más redondeado, aunque el fondo del instrumento, como en la guitarra, es plano, al igual que el del laúd y a diferencia del laúd barroco, con el que no tiene parentesco, que está abombado.
Tiene doce cuerdas (seis pares): seis de tripa y seis entorchadas, aunque las bandurrias modernas suelen montar los dos primeros pares metálicos y los cuatro últimos pares entorchados.
Su afinación más habitual, del primer al sexto par, es la-mi-si-fa#-do#-sol#. La 6ª cuerda (sol#) se puede afinar en sol natural, de manera que las posibilidades del repertorio aumentan considerablemente, debido a que se pueden adaptar obras pertenecientes a la mandolina.
Historia:
La Bandurria es un instrumento relativamente antiguo emparentado con la familia de los laúdes y no pocos teóricos suelen llamarla Laúd Tiple ya que el sistema de encordadura es idéntico al de los laúdes españoles en cuanto a afinación y emparejamiento de las cuerdas: seis cuerdas dobles. Como todo instrumento en sus orígenes, la Bandurria nació del pueblo y fue el pueblo quien la utilizó en sus festejos y conciertos populares siendo por excelencia el instrumento solista de brillo y matices inigualables desempeñando siempre el papel de tiple.
La Bandurria tiene una hermana pequeña en el instrumento llamado Bandurrin, mucho más reducido en cuanto a tamaño aunque con el mismo número de cuerdas e idéntica afinación; solamente se emplea en determinadas obras y en agrupaciones grandes de carácter laudístico.
Según parece la Bandurria comenzó a utilizarse en España por el siglo XIV y se ignora si anteriormente ha sido conocida o utilizada en otros países. Otros teóricos emparentan la Bandurria con la familia de los Cistros ateniéndose a la forma de su caja armónica. No faltan tampoco teóricos que confirman que la Bandurria es un instrumento puramente independiente de todo parentesco y netamente español. No existen pruebas de que la Bandurria se tocara con los dedos de la mano derecha al igual que los laúdes antiguos y por lo tanto siempre se han pulsado sus cuerdas con la punta afilada de una pluma de ave o con un hueso, asta o concha llamada en la antigüedad "plectrum" y en la actualidad púa o plectro.
Sobre el número de cuerdas también hay confusión. Parece ser que en principio tenía tres cuerdas afinadas a la quinta y ya por el siglo XVIII se la encuentra con cinco cuerdas dobles añadiéndosele a mediados de siglo otra cuerda doble, la más grave, quedando los seis órdenes dobles idénticos a los de hoy y con la misma afinación.
Bandurria barroca |
Algunos teóricos antiguos se han ocupado de la Bandurria: Fray Juan Bermudo (siglo XVI), Pablo Minguet (siglo XVIII) que escribió un Método para la Bandurria que entonces solamente tenía cinco órdenes dobles faltándole, por tanto, las dos cuerdas graves.
Mucho podríamos hablar sobre la Bandurria en la actualidad así como de sus teóricos, eruditos y maestros aunque simplemente diremos que modernamente se tiende a que la Bandurria se construya con seis órdenes sencillos siguiendo la escuela del eminente Maestro Félix de Santos y Sebastián. Esta nueva concepción de la Bandurria (llamada también Mandolina Española) parece ser que es un paso muy importante hacia una afinación perfecta y duradera del instrumento a la vez que le da un nuevo sonido, más fino, menos bullanguero, de mayor calidad y eficiencia que puede asegurarle un puesto en la orquesta que hasta la fecha le ha sido negado.